viernes, 5 de febrero de 2010

Editorial De Verano: La Juventud Perdida

Resulta sumamente complicado hacer un simple análisis de una cuestión socio-política cuando la sociedad y el sistema en si se encuentran podridos en todas sus capas. Desde los que dirijen al país, los que legislan y son la voz del pueblo en el Congreso, los que imparten justicia, los que tienen que hacer cumplir la ley y nosotros como pueblo. Pero algo que me llama sumamente la atención es que con el crecimiento de delitos de todo tipo llevados a cabo por menores de edad (pero menores en serio) se ponga en tela de juicio desde los medios y los diversos partidos política el tema de a partir de que edad se puede imputar a una persona. Algunos dicen 12, hay quienes piensan que 14, otros tantos 16 y también los que piden castigo más allá de la edad del acusado, si bien es cierto que hay que tener un régimen de castigo y justicia firme para quienes quebranten la ley, sea de la forma que sea, no entiendo por que se intentan desviar las miradas hacia ese tema. Es totalmente lógico que exista una condena pero en vez de seguir debatiendo y analizando este tipo de cuestiones, ¿no sería mejor intentar hacer algo para que no sucedan más este tipo de cosas para que no haya que andar juzgando ni condenando a nadie? No digo que sea fácil, no tengo la solución yo mismo en este momento, pero me parece mucho más coherente intentar que no existan más robos, más asesinatos ni más violaciones antes que pensar en decidir a partir de que edad se puede meter preso a alguien que lo sigue haciendo. En sencillas palabras: ir a la raíz del asunto. Pero buen, eso quedará para otro capítulo, quizás para cuando vivir inmersos en el terror deje ser un negocio para algunos en este país.

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